En el último examen de la optativa de 1º de bachillerato, Literatura universal, el comentario de texto era del poema Correspondencias del poeta simbolista francés Charles Baudelaire.
A continuación, os muestro un posible comentario, realizado por el escritor uruguayo Fernando Chelle y publicado en el periódico El Libertador, Nº 19, publicación oficial de la Universidad Simón Bolívar, Extensión Cúcuta, en diciembre de 2012)
Antes de abordar literariamente este poema trascendental para la historia de la poesía, sobre todo la del siglo XX, haré una breve referencia a su autor y al libro al que pertenece.
Charles Baudelaire (1821-1867) fue un poeta, traductor y crítico de arte francés del siglo XIX al que se podría catalogar como el más claro precursor del movimiento simbolista. El poema Correspondencias, texto que funciona como una poética dentro de la obra baudeleriana, marcó un camino, no solo para los simbolistas, sino también para las diferentes vanguardias que transformaron, a partir de sus concepciones estéticas, la lírica que heredarían los poetas del siglo XX. Como crítico de arte, Baudelaire era muy conocido en el París de su época; su obra Salón de 1845 fue muy bien recibida por sus contemporáneos. El año 1846 también tuvo su Salón, donde se destacó y se lanzó a la fama la discutida obra del pintor moderno Delacroix. También se destacan dentro de su obra dos publicaciones póstumas, Curiosidades estéticas y El arte románico, donde se reúnen todos sus trabajos de crítica literaria. Pero no solo a la crítica de la literatura y la pintura se dedicó Charles Baudelaire, sino también a la crítica musical, donde se destacan sus trabajos sobre la obra de Richard Wagner.
En Baudelaire convergen varias corrientes poéticas ya que la atención a la forma, a la perfección estructural, era un principio parnasiano y que no todos los simbolistas posteriores respetaron.
Entre sus influencias literarias más claras, se debe mencionar al autor norteamericano Edgar Allan Poe, a quien tradujo al francés y en quien veía una síntesis de vanguardia. Otro autor que lo influyó fue Hoffman, aunque en lo que respecta a su obra artística narrativa Baudelaire solo escribió una novela, La Fanfarlo de 1847, y apenas algunos esbozos de obras teatrales.
Las flores del mal (1857) se titula el libro donde aparece el poema “Correspondencias”. En un comienzo, fue un libro muy discutido por la sociedad francesa de la época, se lo tildó de ofensivo a la moral e incluso Baudelaire llegó a ser procesado luego de la publicación. En 1861, vio la luz la segunda edición con treintaicinco poemas nuevos, cabe destacar que el libro abarca prácticamente toda su obra poética. La edición definitiva de esta obra se publicó en 1868 (edición póstuma) donde aparecen algunos poemas que habían sido censurados.
El libro se encuentra dividido de la siguiente manera: una introducción, que implica el poema “Al lector” y cinco partes; “Esplín e ideal”, “Cuadros parisinos”, “El vino”, “Flores del mal” y “Rebelión”. También encontramos en el libro una conclusión titulada “La muerte”.
Sería interesante brindar un informe detallado de cada una de las partes del libro; esto resultaría sumamente enriquecedor, pero es algo que excede las pretensiones del presente artículo. Sirva lo expuesto hasta aquí para que el lector se haya hecho una idea del contexto que rodea a la poesía con que voy a trabajar.
Correspondencias
La natura es un templo donde vivos pilaresdejan salir a veces sus confusas palabras;por allí pasa el hombre entre bosques de símbolosque lo observan atentos con familiar mirada.
Como muy largos ecos de lejos confundidosen una tenebrosa y profunda unidad,vasta como la noche, como la claridad,perfumes y colores y sones se responden.
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,dulces como el oboe, verdes como praderas,y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes,
que la expansión poseen de cosas infinitas,como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,que cantan los transportes del alma y los sentidos.
Comenzaré el estudio de este poema por la parte formal. “Correspondencias” es un soneto, estructura clásica italiana practicada por los poetas del Dolcestilnovo, por Dante Alighieri entre otros. Esta estructura formal, que en las letras en nuestra lengua fue introducida por los poetas Boscán y Garcilaso de la Vega, consta de dos cuartetos y dos tercetos, con versos endecasílabos y rima consonante o perfecta. Es indudable la musicalidad que presenta el poema baudeleriano en francés, virtud que se pierde al ser traducido. Esta referencia a la parte formal del poema es importante también para ver cómo en Baudelaire convergen varias corrientes poéticas ya que la atención a la forma, a la perfección estructural, era un principio parnasiano y que no todos los simbolistas posteriores respetaron; es más, era algo que solían transgredir.
Este poema es el que de alguna manera abre el libro Las flores del mal, ya que el poema del comienzo titulado “Al lector”, como ya dije, funciona como una introducción. Es importante el lugar que ocupa dentro del libro, porque va a funcionar como una poética de lo que se verá en las páginas que lo siguen y que tanta importancia ha captado hasta el día de hoy.
El tema del poema ya está planteado en el título, son las correspondencias que el poeta va a encontrar, a establecer, entre los distintos aspectos que hacen a la naturaleza del hombre. Existen correspondencias entre el mundo material y el mundo espiritual; la función del poeta es irlas descubriendo, captando, traduciendo.
Comencemos por los primeros versos:
La natura es un templo donde vivos pilaresdejan salir a veces sus confusas palabras
La unidad abarca toda la creación, todo está perfectamente diseñado y tiene su lugar, de ahí que sea vasta como la noche como la claridad.
Es importante, para analizar este primer verso que dará cuerpo a todo el poema, reparar en la concepción religiosa panteísta de Charles Baudelaire. Como sabemos, los panteístas no creen en un Dios creador separado de la naturaleza humana, sino que ven al creador en todas las cosas del universo, Dios está en todo, de ahí el adjetivo en su forma neutra pan (todo) y el sustantivo teísmo (Dios). El poeta, como hijo de ese Dios que intentará interpretar en su multiplicidad de lenguajes, comienza diciendo que la naturaleza es un templo. Si reparamos en el significado primario de la palabra templo, como edificio de carácter religioso, como lugar donde se adora a Dios, como la casa de Dios, no es de extrañar que Baudelaire en su carácter de panteísta nos diga que la naturaleza es un templo, Dios está en todo y por ende la casa de Dios es la naturaleza misma. Resulta que la naturaleza está compuesta por multiplicidad de manifestaciones vitales, las que sostienen ese templo, los vivos pilares, dentro de los cuales entraríamos nosotros, los seres humanos, pero también los árboles, los ríos, en fin, todas las manifestaciones vitales que hacen a la existencia. El problema radica en que cada pilar que compone la naturaleza tiene su propio lenguaje, de ahí que por momentos para el hombre suelen ser confusos los lenguajes distintos al suyo; pues bien, la función del poeta será ir interpretando en la diversidad esas confusas palabras. Por eso es que se nos continúa diciendo:
por allí pasa el hombre entre bosques de símbolosque lo observan atentos con familiar mirada.
El mundo entonces es ese bosque de símbolos por donde el hombre pasa y el cual tendrá que interpretar. Esta labor la realiza con suficiencia un hombre que se destaca de los demás por su exquisita sensibilidad, el poeta. La familiar mirada radica en que los hombres también somos pilares del templo, familiares en una creación panteísta del árbol y del río para continuar con los ejemplos ya dados.
Como muy largos ecos de lejos confundidosen una tenebrosa y profunda unidad,vasta como la noche, como la claridad,perfumes y colores y sones se responden.
Este segundo cuarteto muestra con un claro hipérbaton, ya que la frase está de forma desordenada, la manera en que se da esa correspondencia. Es que detrás de todos los lenguajes diversos hay una correspondencia que lleva a un equilibrio universal, donde se manifiesta la grandeza de la creación. El eco de por sí se caracteriza por ser un sonido difuso, pero todavía aquí el poeta nos dice que son más de un eco y que aún se confunden. Hay una intención, por parte de Baudelaire, de mostrar lo difícil e intrincada que es esa conjunción de lenguajes diversos en una unidad; por eso es que la tilda de tenebrosa, no porque cause miedo, sino por su oscuridad, por su dificultad. Los dos versos que cierran el cuarteto intentan mostrar, por un lado, la característica de la correspondencia universal, y por otro, los elementos del mundo sensible que la componen.
La unidad abarca toda la creación, todo está perfectamente diseñado y tiene su lugar, de ahí que sea vasta como la noche como la claridad, comparación antitética que no deja nada fuera de su alcance. La correspondencia se da, nos dice el poeta, entre perfumes, colores y sones. Ya aquí están sentadas las bases del simbolismo, o acaso no es cierto que haya perfumes frescos, colores violentos, sonidos dulces, perfumes que sugieren recuerdos tristes o alegres, en fin, un mundo de correspondencias subterráneas que este genial poeta nos enseñó a descubrir.
Los tercetos finales se ocuparán de desarrollar el tema que se ha planteado en estos dos cuartetos y son de una belleza inigualables, veamos:
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,dulces como el oboe, verdes como praderas,y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes
Al comenzar el análisis, dije que las correspondencias se establecían no solo en el mundo sensible sino que abarcaban también el mundo espiritual. En el caso del primer verso de este terceto, vemos cómo, de forma magnífica, el poeta logra establecer una correspondencia entre el mundo de los sentidos y los conceptos morales. Ya hay una mezcla con respecto a los sentidos, veamos, lo fresco está relacionado con el sentido del tacto, no del olor, pero quién puede negar que haya perfumes frescos. Lo notable es el elemento comparante, carne de niños, que seguramente todos coincidiríamos que es fresca, pero por qué, porque no está corrupta, no ha sido contaminada, por eso es fresca, pero esta frescura está vinculada al mundo de lo moral, de los valores y no de los sentidos.
También existe una metonimia, donde aparece el oboe como dulce, cuando si algo es dulce no es el propio instrumento sino el sonido que emana de él. También vemos cómo un sonido que pertenece al sentido de la audición, se lo vincula al sentido del gusto. Hay también en el terceto una comparación que es literal, verdes como praderas, aunque se le da al perfume un color, o sea se lo ubica en el terreno del sentido de la vista. Esta comparación da paso a los otros perfumes, a los corrompidos, ricos y triunfantes, a aquellos que son fruto de la mano del hombre y que tanto me recuerdan a ese terrible personaje que nos dejó de forma tan fantástica Patrick Süskind, hablo de Jean Baptiste Grenouille, el protagonista de El perfume.
que la expansión poseen de cosas infinitas,como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,que cantan los transportes del alma y los sentidos.
Este último terceto cierra la idea de las correspondencias apuntando al infinito, a esos perfumes que cantan los transportes del alma, los transportes hacia el mundo espiritual, columna vertebral de toda esta magnífica obra.
Fernando Chelle:
Escritor uruguayo (Mercedes, 1976). Autor de los libros Poesía de los pájaros pintados (2013), Curso general de lectoescritura y corrección de estilo (2014), El cuento fantástico en el Río de la Plata (2015), Muelles de la palabra (2015), Las otras realidades de la ficción (2016), El cuento latinoamericano en el siglo XX (2016), SPAM(2017) y Las flores del tiempo (2018). Ha formado parte de diferentes antologías poéticas. Sus poemas, ensayos y críticas literarias se han publicado en revistas, periódicos y portales literarios de numerosos países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al portugués. Es cónsul, en Uruguay, del Parlamento Internacional de Escritores de Cartagena; coordinador, en Cúcuta, del Parlamento Nacional de Escritores de Colombia y miembro de la Asociación de Escritores de Norte de Santander. Ha recibido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Ensayo Literario (Colombia, 2017), el Premio Regional de Periodismo (Colombia, 2017) y el Premio Internacional de Poesía Caños Dorados (España, 2017). Es coordinador del Laboratorio de Escritura Palabra Escrita, en la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), y forma parte del programa radial Diáspora, que se emite todos los jueves y domingos por la UFPS Radio 95.2 FM.